• 22 de Mayo, 2020

Procesados para el Llamado

Resumen escrito por la Pastora Angela Gil

Conferencia: El llamado al servicio de la Obra

Rev. Alberto Ortega  

El pasado 15 y 16 de mayo de 2020, la obra del Movimiento Misionero Mundial celebró la Primera Confraternidad Internacional de Jóvenes a través de las redes sociales. El sábado 16, uno de los conferencistas fue el Oficial Internacional Rev. Alberto Ortega, quien ha sido parte de esta obra por 46 años. 

Juan 6:29 nos enseña el significado de obra, la actividad de Dios, el trabajo, la tarea asignada, artesanía salida de la mente y manos expertas de Dios. Vemos cómo Jesús decide terminar la obra que el Padre le asignó amándola. Jesús fue fiel y acabó su tarea, dentro de la misma sin salirse. (Juan 4:34, 17:4) En la obra de Dios, no hay casualidades. Las casualidades son incompatibles con Dios. Todo pensamiento divino tiene una causa, una fruta, un resultado. Pero la causalidad es la acción causada por alguien. Dios hace que las cosas sucedan porque tienen una causa. 

Cuando hablamos de llamado, muchas veces ignoramos el proceso antes del llamamiento divino. Dios llama a  alguien que ha estado bajo un proceso divino sin que él mismo se diera cuenta. Y aun los instrumentos que él llama y escoge muestran áreas de imperfección (carácter, emociones, decisiones). Dios no nos llama porque somos perfectos, nos llama aún siendo imperfectos. Antes de llamar a la persona, Dios nos revela cómo va tratando en las áreas que están escasas, comienza a obrar a través de la gracia, añadiendo lo que no tiene y lo va puliendo en sus defectos. El que es llamado a la obra de Dios siempre es consciente que lo que logra es por la gracia de Dios y para la honra de Él. Dios llama a hombres que son conscientes que el poder no está en ellos, sino que proviene de Dios. 

El hombre llamado por Dios, así como Pablo enseña en 1 Corintios 15:10, reconoce que donde ha llegado y lo que ha podido hacer no es gracias a su preparación, ni su carácter, ni sus fuerzas, es sólo la gracia de Dios. Pablo dice que ha sido lleno de la gracia De Dios. Hay un vacío que el llamado no puede llenar por sí mismo. Si eres llamado a la obra, lo primero que descubres son tus carencias. Las carencias te van a llevar a buscar la gracia de Dios. Para que acudas a Él y seas lleno en esas áreas, tienes que darle espacio a la acción de la gracia divina. Procura ser apto en el tiempo y en lugar donde Dios nos coloca. Reconociendo que Dios es la persona y la causa de que tus vacíos se llenen, quien fortalece tus debilidades, y quien hará que encajes en un lugar preciso, sin capacidades, ni recursos, pero Dios te ha escogido. Dios te ha preparado, a pesar de tus deficiencias, para derramar en ti su gracia y que experimentes lo que no tenías y ahora lo puedes hacer. Pablo tenía una lucha interna que nadie conocía, y vio que la 1ra carta los Corintios era dura. En 2 Corintios 12:7-9, el apóstol Pablo abre su corazón y les explica cómo Dios tuvo que obrar en él para que sirviera en la obra que Dios lo había llamado. “Bástate mi gracia.” El secreto de todos los obreros de Dios es este, bastarse en su gracia. Si Dios es la causa de ese llamamiento entonces la gracia de Dios proveerá, porque su poder se perfecciona en la debilidad. 

En Génesis 12:1, Dios lo había llamado mucho antes de comenzar a caminar.  ¿Cuál era la debilidad de Abraham? Él tenía un apego grande a su familia, vínculos familiares muy fuertes y además tenía un apego a lo conocido. Cuando Dios trata con él, comienza a tener luchas para dejar su familia y su tierra. Abraham pasó por el proceso de la separación. Salió con su padre, el núcleo familiar. La muerte de su padre fue lo que inició la separación pero aún tenía el vínculo con su sobrino Lot. Cuando Abraham se separa completamente de su familia es cuando Dios comienza a hablarle, a dialogar directamente con él. Abraham no era perfecto, pero aún así se convirtió en un monumento de fe, equivocándose y teniendo temores. Entiende que Dios no llama a hombres perfectos.

En Éxodo 3:4, Moisés está procesando una herida de 40 años acarreando el rechazo de su propio pueblo, el destierro por parte de la nación que lo sacó de las aguas y lo llevó a la orilla del trono de Egipto. Es un hombre que después de 40 años no levanta algo propio, ni siquiera tener un rebaño propio. Los nombres de sus hijos manifiestan sus carencias emocionales. Gersón que significa forastero soy en tierra ajena y Eliezer que significa me libró de la espada de Faraón. Es un hombre que vive desde la perspectiva del perímetro, de la distancia. Está dentro de la familia de Jetro pero su mirada está afuera. Cuando él llega a Madián, causalidad divina, no era casualidad. Él llega porque Dios lo está guiando. Jetro significa excelencia y Moisés viene derrotado, buscando cómo esconderse y Dios le abre la puerta de un hombre que se llama Excelencia. Cuando piensas que no sirves para nada, cuando más bajo te sientas, Dios te pondrá con alguien que se llama Excelencia. Dios te dice: “te voy a levantar a través de uno que tiene excelencia.” La excelencia que hablamos es la Excelencia de Dios. Podemos vencer porque estamos con alguien que se llama Excelencia. Un fracaso no está determinando que no puedas alcanzar la excelencia. Dios es quien causa cambios. 

En Números 27:15-19, vemos a Josué quien se abrió y aprendió del ministerio de Moisés. Probablemente, Josué nunca se imaginó que sería el sucesor de Moisés, pero Dios lo pone al lado de un hombre de inspiración divina. Eso tuvo un precio. El campamento lo consideraba el criado de Moisés. Josué estuvo de acuerdo con el lugar de instrucción y siempre estaba cerca del tabernáculo. Se calcula que tenía 45 años y se entiende que era lento en maduración pero era un hombre disponible todo el tiempo. Esas son las cosas que Dios valora antes de llamar a alguien. Josué era el Timoteo de Moisés. ¿Dónde estás cuando tu nombre no aparece en el programa? ¿Dónde estás cuando no te toca ninguna parte o predicación? Josué siempre estaba dispuesto y disponible, donde quiera que Moisés lo necesitara. Dice la Palabra que nunca se apartaba de en medio del tabernáculo. Josué no lo pensaba dos veces para obedecer las instrucciones de Moisés. Incluso, le pidió al príncipe de los ejércitos de Jehová que se identificara con su espada en mano. Pero había una carencia en Josué, no podía distinguir las voces que oía.

En 1 Samuel 3:3-4, Jehová llama a Samuel. Tenía un problema, era un adolescente y no estaba acostumbrado a oír la voz de Dios. Elí le dijo a Samuel cómo debía contestar a la voz de Dios. Sabes cómo distinguir la voz de Dios? Comenzó a servir a Dios por la visión. No había revelación y la palabra ungida escaseaba. Pero Dios trabaja con su gracia en él, llegando a ser un pastor en Israel, levantó la escuela de los profetas, ungió al primero y segundo rey de Israel y trajo un avivamiento espiritual en Israel. Dios le entregó tres funciones: Sumo sacerdote, juez y profeta. Cuando acabó y entregó su ministerio se sentó para que juzgaran su integridad. No pudo ser señalado. Aprendamos a dejar que la gracia de Dios sea la que nos haga capaces de hacer lo que Dios nos llama a hacer en su obra. 

En Mateo 4:21-22, Jesús llama a Juan y a Jacobo, pescadores. Ellos dejaron sus ocupaciones y fueron confrontados con limitaciones. Felipe era el hombre del manejo matemático, no había dejado su función, aun después de ser llamado. Natanael tuvo que dejar su función y también Mateo. No descuides tu preparación académica, formación profesional, ni tu parte intelectual. Si Dios te llama y tu ya tienes una profesión, un trabajo, no siempre la obra tendrá los recursos que necesitas. La obra no es una compañía que te asegura un salario mensual, tenemos que aprender a obrar con nuestras manos para subsistir. No pares de crecer porque si la obra no puede dar sustento, tienes que hacerlo por ti mismo. Si descuidas tu crecimiento intelectual y tu preparación profesional y de momento la obra tiene escasez, ¿qué harás? 

En Hechos 13: 1-3, todos daban buen testimonio de Timoteo. Pablo le tomó, le circuncidó y quiso Pablo que fuese con él. Pablo vio algo en el. Pero le preguntó a la iglesia. Una iglesia tiene que dar testimonio de ti o no podrás ser escogido. Pablo lo habilitó a ser útil tanto con los judios como con gentiles. Pero tenía una limitación. Cuando Pablo lo toma, le da acceso y le abre las limitaciones ministeriales que podía tener. Hasta el final de sus días Pablo lo reconoció siempre como el hijo amado, el hijo que nunca tuvo. No le importaba dónde lo llevasen, o que lo circuncidaran, entendió la voluntad de Dios, Dios lo habilitó y fue útil. Nadie se puede auto constituir. (Efesios 4:11). 

Agradecemos a Dios que nos toma en cuenta, pero siempre entendiendo que si algo logramos es porque su gracia está con nosotros. 

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